RUTA ESPAÑA, RUTA LAS VILLAS ALICANTINAS

De marzo a octubre, los cuatros municipios que proponemos disfrutan de sus tradiciones festivas en escenarios de valor patrimonial que suelen perfilarse con históricas fortalezas.

De marzo a octubre, los cuatros municipios que proponemos disfrutan de sus tradiciones festivas en escenarios de valor patrimonial que suelen perfilarse con históricas fortalezas.

Playas de arena fina o de perfil rocoso bordean la provincia de Alicante. Enclave que ha sabido ofrecer una oferta turística de acuerdo con su geografía, que ha evolucionado acompañado de un gratificante clima y que ha hecho de sus fiestas de moros y cristianos un punto de encuentro.

Sin embargo no sólo las huestes mencionadas conforman el calendario festivo de la provincia mediterránea. Les Carasses, la Procesión de las 40 Horas o el Trojazz son ejemplos de un amplio historial de festividades alicantinas.

Les Fogueres de Sant Joan, los Moros Y Cristianos o el “Misterio de Elche” cincelan las celebraciones en la capital de la provincia. Una visita a la misma implica descubrir el castillo de Santa Bárbara y el monasterio de la Santa Faz. Parte del patrimonio monumental de la ciudad, entendida como una gran apuesta para conocer el estilo de vida en el levante alicantino.

En ella se aconseja visitar museos como el de bellas artes, el arqueológico, o el de La Asegurada. Además de pasear por ‘el Barrio’, como así se llama al casco histórico de una urbe cosmopolita y amante de su historia.

NOVELDA, villa modernista y penitencial

Nuestra primera parada nos acerca aun enclave en el que luce el castillo de La Mola y que ha hecho de su Procesión de las 40 horas un referente nacional.

La uva de mesa, las especias y el mejor mármol de España caracterizan una localidad alicantina en la que se encuentran las ruinas de una antigua fortaleza defensiva. Se trata del castillo de La Mola, Monumento Nacional junto al que se perfila el santuario de Santa María Magdalena.

Enclave que ejemplifica de la mejor manera posible el estilo modernista con el que se ha trazado la ciudad de Novelda. Este estilo arquitectónico y decorativo se abre al visitante que recorra a pie la población, en la que se enmarcan varias mansiones del mismo estilo como la de la calle Mayor, convertida hoy en día en museo.

Como buena tierra alicantina, Novelda vive con pasión sus actos festivos. Entre los que destaca la Procesión de las 40 Horas, recorrido penitencial de larga duración que ensombrece las calles de la población a su paso. También conocida como la procesión del silencio, el acto litúrgico goza de gran solemnidad y participación de los vecinos del lugar.

PETRER, coronada por un emblemático castillo rehabilitado

La localidad de Petrer goza de sus tradiciones festivas y culinarias, así como se vanagloria de poseer uno de los castillos más identificativos de Alicante.

A los pies de la sierra del Cid se extiende la localidad de Petrer, la cual cuenta con un castillo, al igual que nuestro anterior destino de la ruta, desde el que se admira el valle del Vinalopó.

Este vestigio forma parte de un patrimonio monumental que hace atractiva nuestra visita y que incluye una iglesia, un acueducto y dos ermitas, la del Cristo y la de San Bonifacio.

Sin embargo, es el castillo rehabilitado uno de los más representativos de toda esta provincia mediterránea, su seña de identidad, así como lo son Les Carasses en su calendario festivo. La ‘dolçaina i el tabalet’ ponen la música a danzas tradicionales que se interpretan en el mes de octubre coincidiendo con este acontecimiento, cuando los habitantes cubren sus rostros para no ser reconocidos.

Por otro lado, Petrer comparte con el resto de pueblos del recorrido aconsejado, una tradición gastronómica que no debe dejar pasar por alto el turista. Se trata de sus sabrosas pelotas de carne.

SAX, ejemplo de tradición festiva


En el mismo valle del Vinalopó encontramos el municipio de Sax, el cual fecha su mayor acto festivo en el mes de febrero.

La historia habla de la valentía de un pueblo que no cayó en la Guerra de Sucesión y que en 1836 dejó de formar parte de Murcia para agrandar el territorio de Alicante. El municipio de Sax, en el que se encuentran multitud de molinos harineros y destilerías, comunica la meseta y la costa. Su castillo, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Pocino de la Nieva -que antaño sirvió para almacenar nieve- o la medieval ermita de San Blas, conforman su perfil patrimonial.

Es precisamente en honor al santo mencionado, cuando los vecinos del pueblo se vuelcan en una de sus mayores representaciones festivas, la recreación de la conquista del castillo a manos de moros y cristianos. Cerca de tres mil personas lucen vistosos trajes, luchan en batallas medievales y alardean de arcabucería divididos en el bando de la media luna y de la cruz. Además, el mismo santo mencionado da nombre a una bodega en la que adquirir vinos antes de partir hacia Villena.

VILLENA, relevancia arqueológica

Tres plazas reúnen las principales visitas obligadas al llegar al municipio de Villena, localidad en la que encontramos una antigua barriada árabe.

Entendida como la entrada a Alicante desde Madrid o la puerta del valle del Vinalopó, tierra en la que enclavamos nuestra ruta, la población de Villena fue clave en las comunicaciones entre los reinos de Castilla, Valencia y Murcia.

Se trata de una villa con grandes yacimientos arqueológicos -como es el de Cabezo Redondo- que debemos incluir en la visita, y varias plazas representativas del lugar.

La plaza de Santiago, gótica y posmodernista, es una de ellas. En su interior localizamos la casa de la familia Selva, hoy Museo Festero de Villena.

La casa de la familia Mergelina, convertida en residencia de ancianos, se encuentra en otra de las plazas, la de las Malvas, mientras que la plaza Mayor es el punto de encuentro festivo y social del pueblo.

El caso antiguo de Villena conserva reminiscencias árabes, mientras que en la urbe se puede descubrir el monumento a Ruperto Chapi, sin olvidar citar en las afueras el castillo de la Atalaya.

La iglesia de Santa María y el Museo Arqueológico José María Soler son algunas de las propuestas para el viajero, quien puede disfrutar del mejor jazz en uno de los acontecimientos festivos más importantes de la población, el Festival Trojazz, cuyo escenario es el recinto de La Troya, durante el mes de julio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *