La ruta que vamos a emprender llevará al viajero a disfrutar de uno de los mayores placeres de la provincia de Ávila: su gastronomía. Las localidades de Las Navas del Marqués, Cebreros, Piedralaves y Arenas de San Pedro nos lo demostrarán.
En la provincia de Ávila, perteneciente a la Comunidad de Castilla y León, existen numerosos atractivos. Hay uno que, sin duda, nos hará abandonar esta tierra con un sabroso recuerdo: se trata de su gastronomía.
En la provincia abulense los sabores típicos de hace siglos se conservan casi intactos, lo que se debe a la autenticidad de los ingredientes y a su calidad.

Las deliciosas tapas de Las Navas del Marqués, el exquisito vino de Cebreros, la ternera al brasa de Piedralaves. Las migas con torreznos de Arenas de San Pedro o las famosas yemas de Santa Teresa de Ávila. Todos estos platos pueden dejar satisfecho el paladar del gourmet más exigente.
Ávila es, además, una provincia que llamará la atención del visitante por lo arraigado de sus tradiciones. Tradiciones que se extienden a las más diversas facetas.
La artesanía es una de ellas, los talleres y los alfares que recorren toda la provincia se encargan de que todo sea confeccionado como antaño. Como por ejemplo los bordados, la alfarería, la forja, los cueros… Sin duda, el arte popular está presente en cada una de las villas de la provincia.
Todo ello sin hablar de las fiestas que inundan Ávila, festejos que suelen centrarse en dos ejes temáticos: lo religioso y lo profano. Buena prueba son los carnavales, muy celebrados en villas como la de Cebreros, Piedralaves, Navalosa o Arévalo. Pero si hay una fiesta celebrada en Ávila ésa es la Semana Santa, de la que la más famosa es la de la capital abulense.
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De tapeo por LAS NAVAS DEL MARQUES
Situada en un pequeño valle completamente rodeado de montañas se encuentra Las Navas del Marqués, una villa típica de la sierra abulense. Esta localidad, una de las más turísticas de Ávila, mantiene en la actualidad residencias que fueron levantadas el siglo pasado por los turistas que año tras años la visitaban. Buen ejemplo de ello es la bella Ciudad Ducal, que se encuentra en el mismo término municipal.
Las Navas del Marqués destaca por ser una villa de turismo estable e importante desde el siglo pasado y gracias al tren.
Una arquitectura que se vuelve monumental cuando admiramos el castillo y el convento que presiden la villa; el convento de los dominicos de San Pablo fue fundado en 1547 y, hoy en día, sólo se conservan de él los pies de los muros de la iglesia y las bóvedas de su cabecera. En cuanto al castillo de Magalia, su nombre y su construcción se deben al primer marqués de la villa, Pedro Dávila y Zúñiga.

Fue levantado en el siglo XI, sin embargo su aspecto actual se debe a una remodelación que sufrió en el siglo XVI. Sus vigorosas murallas, con torres almenadas, una importante torre del homenaje y su elegante patio interior renacentista.
Tampoco hemos de dejar de ver en esta población su iglesia parroquial, del siglo XVI, la ermita del Cristo y la llamada Ciudad Ducal, organización de lujo construida por la Unión Resinera en un enorme pinar, en la que sorprende sobremanera una torre atalaya de hierro fundido construida por Eiffel, además de un pequeño lago que hace de la zona un lugar idílico.

Si hablamos de cocina, Las Navas del Marqués es un buen exponente de la comida más típica de Ávila. En esta localidad, podemos hacer una parada para degustar el famoso chuletón de Ávila. Acompañado de un buen vino de la zona, o si lo prefiere ir de tapeo, una costumbre muy extendida en toda la provincia de Ávila.
Así, dejamos uno de nuestros platos favoritos, los deliciosos torreznos típicos de la provincia, el lomo adobado, la longaniza de la tierra y un sin fin de suculentas variedades cocinadas al estilo más tradicional.
CEBREROS y su excelente vino
Cebreros es una villa donde lo que más destaca es su buen vino, su fina y tradicional cerámica, y sus famosos y arraigados carnavales, en los que se mezclan los encierros, las carrozas, las comparsas, el rondón y el famoso vino de la tierra.
En Cebreros el visitante tiene mucho por ver. Para empezar, no debe dejar de visitar las dos iglesias de la localidad; la iglesia vieja es una de ellas. Fue construida entre los siglos XIV y XV en un recio estilo gótico, y posee una interesante torre con bóvedas.
Más tarde, en el siglo XVI, con trazas del famoso Covarrubias, se levantó la iglesia parroquial. Por otro lado, cerca de la villa se encuentra el Queixigal, una gran granja y casa de campo que, en otros tiempos, abasteció a El Escorial.
En cuanto a naturaleza se refiere, Cebreros también tiene mucho que ofrecer al viajero. La villa está situada entre las sierras de Paramera, Cuerda de los Polvisos, Malagón y las estribaciones de la sierra de Gredos. Por lo que su flora y su fauna son del todo abundantes, sobre todo, sus pinares, que se pueden apreciar en toda la zona este de la provincia abulense.
El pantano de Burguillo, con más de tres kilómetros de longitud, es otra de las maravillas que le ha querido dar la naturaleza a Cebreros. Se encuentra muy cerca de localidad y ofrece múltiples posibilidades deportivas. Otra opción para los amantes del deporte, en este caso tranquilo, es practicar la pesca en el río Alberche.
El viajero que se encuentre en esta tierra de buen vino, elaborado con uva garnacha, debe saber que algunas de las tascas más típicas se encuentran en el centro de la población. Unas tascas que ofrecen una amplia selección de las mejores tapas de la región del valle del Alberche y Pinares.
Después de tanto ajetreo, nada mejor que descansar en cualquiera de las casas rurales de esta villa para proseguir el viaje por la sierra abulense al día siguiente.
PIEDRALAVES y su particular gastronomía
En un agradable entorno poblado de pinos, robles y castaños se ubica Piedralavés, una villa a la que surte de agua el río Tiétar.
En la cercanía del pueblo podemos descubrir gargantas, veneros y riscos erosionados que han ido apareciendo año tras año. Es un lugar bastante interesante para el viajero amante de la naturaleza.
Piedralavés posee numerosos atractivos que bien justifican una parada en la ruta que hemos marcado. De entre todos ellos, destacan la iglesia de San Antonio de Padua -construida a finales del siglo XVIII y que poseeun bello artesonado mudéjar-, la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción -templo primitivo de la villa que data del año 1500-, y la de San Roque -levantada en honor al Santo Patrón de Piedralavés y que se remonta al siglo XVI-.
Por otra parte, justo delante de la iglesia de San Antonio de Padua se encuentra la llamada Cruz de los Enamorados (1681), cuyo nombre se debe a que junto a ella se sentaban antiguamente los enamorados para hablar a la salida de misa. Otro lugar donde, seguro, debían acudir las parejas de enamorados, debido a su belleza, es la garganta de Nuño Cojo, formada por alisos, sauces, pinos y cristalinas aguas. Sin duda, se trata de un lugar ideal para hacer una excursión a pie.
Piedralavés también destaca por su exquisita gastronomía, de la que la carne de ternera o de vaca a la brasa son el máximo exponente. Sin embargo, tampoco faltan platos típicosde la comida más tradicional, como las sopas de ajo, las migas o el puchero –un tipo de cocido hecho con tostón, cochinillo asado y carrillas con arroz (una especie de alubias blancas y finas)-. Todo ello sin olvidarnos del cochinillo, el cordero o el cabrito típicos de toda la zona y que en Piedralavés tienen una excelente calidad. De postre, son muy populares los bollos de leche, los bizcochos y el chocolate.
ARENAS DE SAN PEDRO y sus sabrosos postres
Arenas de San pedro es el municipio más importante dentro de la comarca natural del Valle de Tiétar y se encuentra situado hacia el suroeste de la provincia de Ávila. Entre sus atractivos, destaca su arquitectura, pues aunque sobresalen los modelos urbanos que se extendieron a lo largo de la segunda parte del siglo XX, aún conserva rincones con el encanto de la tradicional arquitectura serrana.
Nuestro protagonista tiene mucho para ofrecer al visitante, desde su deliciosa gastronomía hasta sus monumentos más emblemáticos. Así, si el viajero decide coger fuerzas en esta villa, nada mejor que probar sus famosas migas con torreznos, aunque también destacan los diversos tipos de sopa que allí se cocinan: la sopa de ajo, la de tomate, la de cachuela (propia de la matanza), así como la sopa castellana o las canas con leche. En lo que se refiere a los postres, este municipio goza de excelentes manjares: las pastas de almendra, los mantequeados, el arroz con leche o los buñuelos son algunos ejemplos.
Otros monumentos destacados en Arena de San Pedro son la Cruz del Mentidero, que ha sido testigo durante muchos años de las ferias ganaderas; el palacio del Infante Don Luis, del que destaca su pórtico de seis columnas dóricas adosadas y en el que Goya pintó varios de sus cuadros; la plazuela de las Monjas, en donde se conserva todavía la iglesia del convento de la localidad; la iglesia de Nuestra Señor de la Asunción; el puente medieval de Aquelcabo; la ermita del Cristo de los Regalajes o el Santuario de San Pedro de Alcántara. Todo ello sin olvidar el antiguo barrio judío y el Canchal o barrio árabe, ambos con sus construcciones tradicionales.
Pero no sólo son monumentos todo lo que puede ver el visitante, pues la naturaleza también ha dotado a esta villa de bellos paisajes. El monte de San Agustín es uno de esos encantos; se trata de una atalaya desde donde se pueden ver las mejores vistas de todo el valle de Tiétar.
Tampoco son nada despreciables Los Llanos, donde se encuentra la primitiva ubicación de la villa y desde donde se aprecia una buena panorámica de Gredos. Además, tenemos cerca la gruta del Cerro del Águila o de Rompeporras a solo 6 kilómetros de la localidad.
Sin duda, la ruta propuesta permitirá al viajero conocer Ávila en casi todas sus facetas, pero, sobre todo, en una de las más sabrosas, su gastronomía.